La riqueza de la cocina tradicional china

Cocina china, sus platos tradicionales tiene gran demanda, pero hay nuevas recetas a partir de sus ingredientes y procesos

Existe un mito alrededor de la cocina china, según el cual sus platos aportan niveles excesivos de calorías y grasas. Esta creencia no es exacta porque si algo caracteriza a la cocina asiática es por su extremada variedad.

La creencia de que la comida tradicional china engorda se basa principalmente en la abundante presencia de frituras en las cartas de los restaurantes chinos; una creencia con poca o ninguna base, como lo demuestra, por ejemplo, el hecho de que estos alimentos se saltean, no se fríen. Por ello, no hay que confundir la abundancia de nutrientes de los platos con el exceso de grasa, ya que son dos cosas diferentes. Se trata de un estilo gastronómico que cuenta en su haber con proceder de sucesivas fusiones de estilos tradicionales, con una amplísima gama de platos, variantes y matices.

La cocina china se adapta al clima y las características propias de la zona geográfica en la que se consume, de forma que no se come lo mismo ni de la misma forma en España que, por ejemplo, en Estados Unidos o en China. De hecho, se dice que la degustación de las recetas tradicionales chinas en su lugar de origen es una experiencia ùnica, porque no se puede saborear igual en ningún otro rincón del mundo.

El acto concreto de la comida es rodeado en China de todo un ceremonial que le confiere un carácter exclusivo y muy atractivo para el visitante, ceremonial que comienza con la ubicación de los utensilios en la mesa: tres vasos (uno para el agua o la cerveza, otro para el vino y otro para el licor), los palillos chinos (que pueden ser de marfil o maderas finas)…

El arroz –ya sea al vapor o salteado con vegetales- y el pollo bañado en ajonjolí son las delicias más demandadas de este tipo de cocina. En definitiva, hablamos de un estilo culinario que cuida sobremanera la presentación y el aporte energético de sus platos, sin que por ello constituya una fuente excesiva de grasas.

Otro mito muy extendido es el de la inmovilidad de la cocina china, considerada como estrictamente tradicional, presuponiendo erróneamente que no abre su recetario a la investigación o la evolución. Precisamente la capacidad de adaptación y las múltiples posibilidades de un repertorio tan amplio de sabores, colores y texturas permiten, por ejemplo, que en los últimos años se haya derivado hacia el predominio de pescado, salsas de frutas y sabores ácidos.

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